Estamos constantemente hablando de la libertad de expresión,
de lo libres que somos por poder hablar sin censura y de los milagros del siglo
en el que vivimos que no tiene ataduras de ningún tipo. ¿De verdad alguien ha
llegado a interiorizar esto hasta el punto de creérselo?
No hay ni un solo tema del que hables que no consiga que
alguien te etiquete: si no apoyas a los del 15M eres un facha, si dices que el dinero es
necesario para vivir eres un capitalista, si opinas sobre la inmigración ilegal
eres un xenófobo, si no defiendes a las mujeres y sus derechos a capa y espada
eres un machista. No, señores, nadie es nada de eso por dar su opinión, nadie
es un rojo por defender la igualdad en el trabajo ni se es más feminista por
decir en alto que te repartes las tareas en casa.
Cada vez que damos una opinión en alto que no es lo que se
quiere oír nos convertimos en agitadores sociales, parece que cada vez que
abrimos la boca estamos dando un mitin frente a nuestros futuros votantes y que
por ello debemos decir lo que les contenta para asegurarnos el mandato. ¿Esto
es la libertad de expresión? Lo único
que hemos conseguido es poder hablar de cualquier tema, pero no con cualquier
persona.
No me da la gana.
Quiero ser capaz de hablar de un tema y enriquecerme con lo
que diga la persona con la que estoy hablando porque, al contrario de lo que
muchos piensan, cuando discutes no es para imponer tu idea, sino para intentar
aunar las opiniones juntando los puntos buenos de ambas. Yo cuando hablo de
política (partiendo de la base de que no apoyo a ningún partido político de los
que tenemos en este país hoy por hoy), no quiero que todos acaben opinando lo
mismo, si no que me expliquen por qué ellos si lo apoyan, por qué creen que es
lo correcto, por qué habría yo de pensar así.
Cuantas más opiniones distintas tengas, más formado estás y
cuanto más formado estás, más puedes defender tu opinión. No es más inteligente
el que más sabe de lo suyo si no aquel que conoce lo de los demás y con ello es
capaz de crear su sabiduría.
La libertad de expresión podría basarse en la tolerancia, y
ser tolerante no es sólo aceptar lo nuevo, si no que lo nuevo acepte tu
opinión. No se puede gustar a todo el mundo y eso deberíamos saberlo todos. Y no
es cuestión de abrir la mente y dejar los prejuicios de lado, es cuestión de
respetar, y el respeto va en ambas direcciones, sea el tema que sea. Si un gay
quiere respeto tiene que respetar a la gente que no le apoya, son sólo
opiniones, y gracias a la libertad de expresión puede dialogar e intentar
convencer a la persona con la que esté hablando del porqué es así y por qué es
feliz con ello.
Porque, al fin y al cabo, las opiniones que tenemos respecto
a nuestro mundo son aquellas que nos llevan a lo que cada uno entiende por
felicidad.
Cuando de verdad entendamos, yo la primera, lo que es la
libertad de expresión, estoy convencida
de que todo avanzaría.
“what lies
behind us and what lies before us are tiny matters compared to what lies within
us”
R.W.Emerson