sábado, 15 de septiembre de 2012

la emoción de oírla

Cuando no estás expectante y de pronto sucede. Se te eriza el vello de los brazos, se te pone la piel de gallina, se te forma un nudo en el pecho que más que agobiarte actúa como preludio de lo que estás a punto de escuchar y, en mi caso, se me llenan los ojos de lágrimas de emoción.

Si, soy una llorona en potencia, lloro por todo, lo bueno lo malo y lo regular.

Todo esto es lo que suele suceder cuando empiezas a escuchar una canción que te emociona, que te embriaga por completo y que te hace cerrar los ojos y querer gritar a todo pulmón  la letra. Esa inexplicable sensación que experimentamos todos con diferentes temas musicales pero que vivimos de forma muy parecida.

No tiene por qué ser una canción alegre o triste, no tiene que tener razón de ser, simplemente es esa canción en ese preciso momento, que te envuelve y se convierte en tu único acompañante allí donde estés. Te hace sentirte solo y acompañado, solo pero protegido, solo pero fuerte.


Quiero mostraros dos canciones que me hacen sentirme así. Dos canciones que tratan temas distintos con melodías diferentes, voces con diferentes matices y sin nexo aparente pero, mira tu por donde, las dos me hacen sentir lo mismo. Me emocionan.

Jacques Brel: Voir un ami pleurer



Mumford and sons: The cave



No son ni mucho menos las dos únicas canciones, pero sí las que me apetecía compartir con vosotros para que las disfrutéis, a ser posible, tanto como yo. Siempre es buen momento para exprimir sensaciones.


No hay comentarios:

Publicar un comentario