¿Donde quedan los días adolescentes
en los que te recreabas de tu “nadie me entiende” poniendo a todo volumen
canciones de Maná? Es ese pasado oscuro que todos hemos tenido, esa música que
en público jamás admitirás haber escuchado (disculpas de antemano a los que
disfruten con el grupo anteriormente nombrado, no por haberlo nombrado, sino
por que os guste, os doy mi más sincero pésame).
Volviendo al origen, esos grupos
que nos da vergüenza admitir que nos han gustado, que escuchábamos cuando
estábamos en nuestra habitación o que llevábamos en el discman y posteriormente
en una carpeta oculta en el i-pod. Yo, personalmente, le ponía otro nombre al
grupo por si alguien cogía mi reproductor, no supieran mis incómodas e íntimas inclinaciones musicales. Pues bien, de unos
años a ahora mi estilo musical se ha ido asentando, escucho el mismo tipo de música,
aquella que cuando lo necesito me activa y cuando quiero me relaja. Música generalmente
inglesa y de grupos que comienzan por “the”.
He aquí que, cuando estaba
escuchando música tranquilamente y decidí poner la opción aleatorio, surgió de la
nada la canción
Y ¡qué canción!
Me quité los cascos para ver si el
volumen era alto y los demás podían oírlo, miré a ambos lados por si había
algún conocido… y me dispuse a disfrutar de una canción digna de suicidio
colectivo. Me puse a pensar en mi pasado, en lo que hacía los días en que
escuchaba esa música, los amigos del pasado, las historias, los viajes, los
romances, las fracturas y esguinces acaecidos por hacer el subnormal más de lo
estrictamente necesario.
Cuando me quise dar cuenta estaba
sonriendo. Estoy orgullosa de ver lo geniales que son mis recuerdos y de que no
me arrepiento de nada de mi pasado.
Bueno, algún beso de menos si que podía haber
dado.
Solo espero dentro de diez años
leer esto y que me pase lo mismo, hacer recuento y balance de experiencias y
sentirme plena.
Os dejo una joya de lo que no me da
apuro escuchar en público,
If possible, enjoy it as much as I do.
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